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viernes, 17 de julio de 2009

Harta



Pues sí! Y no será porque no me cuido. Vale que he estado un poco a mi aire últimamente, pero llevo dos semanas "portándome muy bien". Como sano, en cantidades adecuadas...

Pero mi báscula no lo nota!!!

Y eso que voy viendo que la ropa me queda un poquito más holgada, pero no hay manera. Me peso por la mañana y me da un bajón... Bueno, igual no tanto, quiero decir que no me deprimo y esas cosas, pero sí que me desmotivo bastante.

Y eso que sé cómo va mi cuerpo, que lo que hace es normal, pero es durillo.

¿Sabéis dónde noto que adelgazo? Cuando voy a cocinar o a fregar y me pongo el delantal. Es de esos que se atan detrás, pero como el lazo es muy largo lo cruzo en la espalda y me lo ato por delante. Hace unos meses justo justo me lo ataba y daba una pequeña lazada. Pues cada vez me sobra más cinta después de atar y enlazar. Y me da una alegría...

De momento sigo en la raya del 87, arriba y abajo. A ver si pronto os doy alguna noticia de cambio, que tengo unas ganas...

martes, 14 de julio de 2009

Alimentos que nutren el cerebro


He encontrado este artículo que quería compartir. Trata de diversos alimentos y los nutrientes que contienen idóneos para alimentarse bien y cuidar el buen funcionamiento del cerebro. A lo que propone yo añadiría que, para que estos alimentos conserven todo su valor nutricional cuando nos los llevemos a la boca, que sean comidos "lo más crudo" posible. Esto es, sin que se pasen cociendo. Los pescados se cocinan enseguida y las verduras deberían tener un puntito crujiente. Todo lo que se pueda comer crudo es una orgía nutricional para nuestro organismo. Siempre es buena idea la cocina al vapor y a la plancha. Los brotes son verdaderos almacenes de nutrientes al alcance de nuestra mano. Espero que el artículo os sea interesante.


A quién no le ha sucedido que de repente pierde la atención acerca de algo, se distrae y no se concentra. La causa de ésto puede estar en muchos factores y la alimentación es una de éstas, por eso, te mostramos algunos alimentos que nutren el cerebro.

Una ingesta variada de alimentos, especialmente algunos ricos en nutrientes específicos, pueden favorecer el funcionamiento cerebral y apartarnos de la distracción, la falta de atención o la lentitud al momento de pensar y accionar.

Si quieres impulsar el funcionamiento del cerebro y alimentarlo inteligentemente, éstas son algunas de las opciones:

* Cereales integrales y jugo de naranja: Ambos alimentos pueden combinarse en un rico desayuno para nutrir al cerebro, ya que son ricos en ácido fólico, una vitamina que ha demostrado contribuir a una buena memoria y al procesamiento rápido de información. Otros alimentos en los cuales encontramos folatos son la soja, las lentejas, el brócoli.

* Maní y coliflor: el producto del metabolismo de la colina, sustancia que se encuentra en éstos alimentos, ha comprobado impulsar la energía menta y favorecer el funcionamiento eficaz del sistema nervioso. Por eso, a diario podemos consumir colina mediante los maníes o el coliflor.
Brócoli, brotes y espinacas: éstos ingredientes pueden formar una nutritiva ensalada para el cerebro, ya que se ha demostrado en un estudio realizado en Harvard que las crucíferas y verduras de hojas verdes conservan mejor la memoria.

* Bayas, uvas y ciruelas: los antioxidantes contenidos en éstas frutas, además de las antocianinas, su pigmento, pueden revertir la pérdida de memoria asociada a la edad y reducir la pérdida de células cerebrales. Además, la quercetina produce similares beneficios. Así que, a diario puedes ingerir uvas, manzana roja, arándanos o ciruelas para disfrutar de un cerebro en condiciones.

* Salmón y sardinas: muchos estudios han puesto de manifiesto que los ácidos grasos omega 3 contenidos en los pescados azules favorecen el funcionamiento cerebral y permiten conservar una memoria en condiciones.

Éstos son los principales alimentos que debes incluir en tu dieta si quieres mantener tu memoria, concentración y funcionamiento cerebral en condiciones.

Además, llevar una vida sana en general, alejada de los excesos y drogas, permite conservar una mente y cuerpo saludable por largo tiempo.

Fuente: shine.yahoo.com
En BlogNutrición: La vitamina B12 protege nuestro cerebro
En BlogNutrición: El pescado alimenta el cerebro

Este post ha sido publicado originalmente en BlogNutricion.com- Todo lo que te interesa sobre nutrición, salud y dietas.

lunes, 13 de julio de 2009

21 días sin comer



Anoche reponían este programa y aproveché para verlo.

No me cogía de nueva. Va a hacer diez años que hice mi formación como terapeuta de familia y el máster lo dirigía el equipo que trabajó en Guipúzcoa la baremación y adaptación de las baterías de tests y programa terapéutico de lo que ya era un boom en Inglaterra. Vimos a muchas chicas con trastornos de alimentación y a sus familias, tanto para evaluar el trastorno como para llevar la terapia dentro del programa. Me empapé mucho de esta problemática que atañe (igual que los distintos trastornos adictivos) no sólo a la enferma sino a su familia, cuyas dinámicas suelen ser causa y consecuencia del trastorno.

Os pongo aquí un link a la página de la cadena por si no conocéis el programa: http://www.cuatro.com/21-dias/reportajes/2-21-dias-sin-comer/

Aunque ya conocía la problemática me impresionó mucho el progresivo deterioro psicoemocional de la periodista en tan sólo 21 días.

Para conocer de primera mano cómo viven las personas aquejadas de este trastorno se propuso no comer en todo ese tiempo más que agua e infusiones.

Un equipo médico le hizo un seguimiento físico y psíquico. La psicóloga Rosa Calvo con la que habló, le advirtió desde un principio de lo sencillo que es habituarse (engancharse) a adelgazar. El cuerpo, lejos de sentirse deprimido va entrando en una dinámica de aumento de energía que culmina en una hiperactividad. La falta de alimentación provoca desórdenes psíquicos con síntomas depresivos como tristeza; pensamientos obsesivos en torno a la comida, el peso; pensamientos distorsionados en relación al aspecto y las espectativas que se tienen de él. Y otras cosas más que veréis si tenéis ocasión de ver el programa. No tiene desperdicio porque es lo mismo que vi yo en el programa en el que participé y porque es exactamente lo que le sucedió a Samanta Villar, periodista y presentadora del programa.

Ella misma se sorprendía de lo sencillo que le resultaba el ayuno. Lo agradable que es perder peso y sentirse llena de energía (sobre esto hablaremos en otro post, las toxinas que acumulamos en el cuerpo, sus consecuencias y los bien que se siente uno cuando se las quita de encima), lo que mosquea subirse a la báscula y ver que no se ha bajado todo el peso que se pensaba...

En 21 días adelgazó 6 kilos. Bajó dos puntos del índice de masa corporal, por debajo de lo sano. Tenéis aquí un vídeo donde explican esta parte: http://www.cuatro.com/21-dias/videos/21-dias-samanta-pierde-kilos-muestra-ansiedad/20090302ctoultpro_35/

6 kilos no son tanto, y sin embargo, sus niveles de ansiedad aumentaron drásticamente. Ella misma admite que comienza a no ver dónde están los límites entre lo sano y la enfermedad. Comienza a desear continuar con la dieta (porque ella se ve muy bien así). La psicóloga le recomienda parar aquí porque está en el comienzo de un trastorno real y lo más grave es que ella misma comienza a no ser consciente de ello.

Lo que más claro quedó es algo que se sabe desde el principio que se comenzó a tratar esta enfermedad: que es un cuadro sistémico que afecta a muchos sistemas de la persona (físico, psíquico, emocional, bioquímico, social, familiar...) y que se retroalimenta afectando a cada sistema como las ondas que hace una piedrita lanzada a un estanque. Pero que, el primer paso para la sanación es lograr que estas personas recuperen el peso adecuado a su altura porque si no se da este requisito, es imposible reconducir los síntomas depresivos asociados. Ya que una mente sana sólo se da en un cuerpo sano. Y es primordial tener un peso adecuado para que la mente está en forma, si no. la terapia está condenada a fracasar.

Esto para que seamos conscientes de lo que supone bajar peso de golpe, sin una dieta equilibrada, sin un apoyo emocional. Meterse en un trastorno de alimentación es la cosa más sencilla del mundo. Salir de él puede suponer años y años de sufrimiento.

Esto para que nos achuchen para hacer dieta, para "caber" en unos patrones de moda que dentro de unos años cambiarán, para entrar por el aro de lo estéticamente correcto.

lunes, 6 de julio de 2009

El aporte nutricional de las semillas de girasol






Desafortunadamente las semillas de girasol gozan de mala reputación. No porque se dude de sus beneficios, sino que debido a una concepción errónea que sostiene que éstas son un alimento que engorda y que consumido en exceso es capaz de generar sobrepeso.


Sin embargo, esto no es más que un error infundamentado. Las semillas de girasol no contienen grasa, sino que contienen aceite vegetal, el cual no se almacena como grasa en nuestro cuerpo. Pero además de destacarlas por negativa, quisiera hablar de los beneficios de las semillas de girasol de forma explícita


Solamente 100 gramos de semillas de girasol pueden cargar tu cuerpo con la energía que necesita. Esta cantidad contiene 49g de aceite vegetal, 22g de proteínas, 10.5g de fibra y 2.5g de azúcar, un cóctel energético natural que te proporcionará la energía que precisas para activarte.


Además de esto, este alimento contiene muchos nutrientes y que las convierten en un magnífico agente nutricional. Zinc, sodio, hierro, calcio, fósforo, magnesio, potasio, manganeso, riboflavina, etc. Además, su aporte de vitaminas E y C es sustancial, sobre todo en relación con la primera.


Si creías que las semillas de girasol iban a ir en contra de tu dieta, te habrás dado cuenta de que estás equivocado. Una ingesta moderada de semillas puede ser lo que necesitas para comenzar tu día, y, por supuesto, para antes de ir al gimnasio.


sábado, 4 de julio de 2009

Sobrealimentar al bebé puede provocar obesidad infantil


Un estudio muestra que alimentar en exceso a un niño durante los primeros seis meses de vida supone un 40% más de probabilidades de que sea obeso a los tres años. Parece, por tanto, una de las formas más sencillas de luchar contra la obesidad.

Hace años, en épocas de pobreza y desnutrición en los países actualmente desarrollados, tener un niño gordito era sinónimo de garantía de salud: tendría más defensas en caso de enfermedad y se alejaba el fantasma del raquitismo. Esta situación ha cambiado, pero no en algunas mentes, por desgracia.

Una investigación relaciona de forma clara una ganancia rápida de peso durante los primeros seis meses de vida con obesidad a los tres años. Ha sido realizada en la Universidad de Harward y el Hospital Infantil de Boston (ambas instituciones, en Estados Unidos), publicada en la revista "Pediatrics" y coordinada por Elsie Taveras, de la mencionada universidad.

Los investigadores analizaron a 559 niños. Les midieron y pesaron al nacer, a los seis meses y a los tres años, y encontraron una relación entre la rapidez con que ganaron peso durante los primeros meses y ser obesos a los tres años. Un ejemplo es ilustrativo: si dos niños nacieron con el mismo peso, una diferencia de tan sólo 700 gramos a los seis meses (8,4 kilos, frente a 7,7; es decir, sólo un 9% más) supone, para el primer niño, tener un 40% más de probabilidades de ser obeso a los tres años.


La relación es tan concluyente y el problema tan grave, que sería absurdo no hacer nada. La propia Taveras indica que "los primeros meses de vida son un periodo crucial para tomar las medidas necesarias y evitar que el bebé se convierta en un niño sobrado de kilos". Como se sabe, es muy probable que esta obesidad infantil se convierta en obesidad de adulto, con lo que la cuestión toma dimensiones aún mayores.

El problema de la obesidad es grave y difícil de resolver, pero pocas veces nos encontraremos con una situación en la que sea tan importante (y tan fácil) la prevención. Con independencia de que las autoridades sanitarias tomen las medidas que consideren oportunas, nosotros, como particulares, deberíamos hacer un seguimiento estricto de la evolución del peso de nuestro hijo recién nacido.

Bajo control médico, debemos poner el máximo interés en darle la alimentación más adecuada (otros estudios relacionan la lactancia materna con prevenir la obesidad infantil) y evitar que engorde en exceso. Cuando sea mayor, seguro que nos lo agradecerá.

Artículo elaborado por Adelgazar.Net en junio de 2009,a partir de informaciones del diario El Mundo

http://www.adelgazar.net/n09064-alimentacion-infantil-y-obesidad.htm